Hago un paréntesis para dedicar un minuto a todas las victimas del terrible terremoto y posterior tsunami que ha devastado poblaciones enteras en Japón. Es terrible como la naturaleza, a pesar de su belleza, puede azotar tan despiadadamente y sin aviso causando la muerte indiscriminada de personas sin distinción de razas o edades, y en este momento de incertidumbre por el que esta pasando no solo el pueblo japonés, sino todos los que seguimos minuto a minuto los acontecimientos, y cruzamos los dedos para que no vaya a más esta tragedia, dado la condición en que se encuentra la central nuclear de Fukushima, deseo unirme a su dolor y decirles que todos rezamos por ellos.
Espero que las miles de familias que han perdido familiares encuentren consuelo y que este gravísimo desastre natural que destrozo sus vidas no les borre la esperanza y el deseo de resurgir de esta tragedia, y con el espíritu de superación y el gran sentido de respeto y organización que posee el pueblo japonés, puedan reconstruir sus vidas.
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